A pesar de Brasil ser un país donde centenas de millares de plantas de macoña son sembradas y después descubriertas por la Policía Federal, del otro lado está un problema que no espera, el tratamento de las enfermedades con la cannabis. Mas la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitária, ANVISA que, en Brasil, es responsable por la legalidade de medicamentos, deja a desear cuando se habla en liberación de la macoña medicinal.
Por cuestiones políticas e intereses de la indústria famaceutica, la liberación de cannabis para pacientes con enfermedades serias es una leyenda en el país.
En Brasil es ilegal utilizar y plantar, apenas con orden de la judicial. Del otro lado la macoña es totalmente controlada por el tráfico, que tiene nombre y dirección: Polígono de la Macoña, en el área de Pernambuco, dominado por los traficantes. A CPI del narcotráfico calcula que 40 mil trabajadores están relacionados a la siembra de la Macoña en el área del país, mas apenas tres famílias en Brasil todo, bajo mucha lucha, consiguieron autorización para la siembra para el tratamento de enfermedades.
El problema actual en Brasil es la legalización del cultivo para que familiares puedan extraer de la macoña cannabis, como es el caso de Sofia. Nascida en Rio de Janeiro la pequena carioca con 35 días de vida comenzó a tener convulsiones. En ese momento Sofia comenzó a hacer varios tratamentos, inclusive con medicamentos importados de fuera de Brasil. Los efectos adversos de los medicamentos anticonvulsionantes eran graves, como la pérdida de visión. Según la madre de Sofia, Margarete Brito, que también es la actual presidenta del Apoyo a la Invertigación y Pacientes de la Cannabis Medicinal, APEPI, importaba de fuera de Brasil un medicamento que amenizaba mucho las convulsiones de la hija.
“Cuando importamos el medicamento era considerado tráfico internacional de estupefacientes , mas la gente veía la luz al final del túnel que podría resolver la situación de nuestra hija”, afirma Margarete.
Y quién piense que en Brasil también es simple conseguir una prescripción médica para la macoña medicinal está engañado. La ANVISA requiere que, para importar la cannabis, un médico deberá prescribir una receta, mas después del paciente haber tomado todos los medicamentos que ANVISA tiene en su sistema, y una burocracia de papeles como, formulario electrónico, término de responsabilidade y ésta autorización es enviada para los Estados Unidos. El médico debe rescribir una marca de medicamento existente fuera de Brasil, que contenga cannabis. Para Margarete Brito el problema puede ser mayor para quien vive en ciudades del interior de Brasil, donde médicos y pacientes ni saben de esa información.
La macoña fue incluída en la lista oficial de plantas medicinales por ANVISA lo que no significa la liberación del uso, siembra o comercialización. Apenas tres famílias en Brasil están autorizadas a la siembra de cannabis medicinal, por medio judicial, porque continua siendo crimen. Para Marqarete las burocracias solo preocupan a quien no puede esperar crisis de convulsiones. “La lucha principal es por la producción de ese medicamento en Brasil, tenemos tres frentes de lucha que es la producción por cooperativas, el cultivo individual y el cultivo por universidades, estamos intentando desarrollar un produto para ser distribuído por el sistema público de salud, no hace sentido tener tanta tierra para sembrar y tener que pagar a costo de oro un medicamento que podemos producir en Brasil mismo.
En Recife, el caso de Aline de Menezes Costa no es muy diferente del de Margarete. Cuando salió embarazada Aline, descubrió que la hija tendría una deficiencia morfológica, y así comenzó la lucha. La niña llegó a tener 300 convulsiones en solo un día. La madre no tuvo dudas y recorrió a ABRACE ESPERANZA, que en la ciudad de João Pessoa, apoya pacientes hace algunos años, antes clandestinamente, oferecendo aceites de la propiedad cannabis.
“ABRACE ESPERANZA me enviaba el aceite donde teníamos una cuota mensual. El aceite estaba haciendo el mismo efecto que el outro que yo importaba, cual el valor era alto. Mi hija después del uso del canabidiol no tuvo más internación por convulsiones. La macoña medicinal salva vidas, yo no tengo dudas de eso”, dijo Aline.
Para el doctor en neurociencias y investigador del Centro Brasilero de Informaciones sobre Drogas Psicotrópicas, Renato Filev, cerca de 600 mil brasileiros poseen epilepsia resistente y podrían estar beneficiándose con los derivados de la cannabis. Según Filev, hay falta de sentido en lo que ANVISA está haciendo a los pacientes pasar: “Nunca fue relatado en la historia de la medicina que la cannabis mató a alguien, entonces es un gran absurdo colocarla como última alternativa. Sonolencias es uno de los efectos colaterales más destacados. Depende de como es preparado, el canabidiol diluído en aceites, como de coco, si él tiene mucho diluído puede traer problemas gastrointestinales los cuales son raros y leves cuando comparados con otros anticonvulsionantes. Los medicamentos importados usted no sabe de hecho lo que tiene, cual es la calidad de la planta. Algunos países tienen rigor con finalidad de la venta de unos medicamento, mas vemos que son suplementos alimentícios. Es importante destacar que son raros los produtos farmacêuticos que no tengan la presencia del deltra tetraidacadinol que causa euforia en la cannabis”, comenta.
Margarete Brito discorda que los pacientes deban ingerir todos los medicamentos antes de la cannabis, para tener el derecho a conseguir por ANVISA el derecho de importar: “No concordo que la droga deba ser la última opción, no es una droga de riesgo, el riesgo en la mayoría de las veces es menor que los otros anticonvulsionantes, mas por el hecho de no tener registro en el país, no tener el teste clínico del placebo, entoces por esta situación no puede ser una droga de primera opción. Aquí en Brasil hicimos el aceite artesanalmente, porque somos la primera familia en Brasil a tener la autorización para sembrar, mas y los otros padres, madres que sufren viendo a sus hijos y precisan una orden judicial para la siembra?
Según Renato para la salud pública la reglamentación de la cannabis debería seguir no solo para la finalidad medicinal, al final el reflejo de la no reglamentación es más dañino que el efecto de ella en la salud. Cualquier uso para él que sea hecho debería ser reglamentado, con control de calidad, con permiso de cultivo personal, pagamento de impuesto, associativismo, cooperativismo, con restricción de la gran indústria en ese gran mercado. “Una forma de control del estado y no control criminoso”, afirma el investigador.